Harold Alvarado Tenorio, hijo y nieto de carniceros, nació en Buga, Valle del Cauca, el sábado 8 de septiembre de 1945, seis días después del fin oficial de la II Guerra Mundial al firmar, Japón, su rendición incondicional luego de los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki.
Protegido por su tía materna, aprendió a leer, escribir, sumar y restar sobre hojas de pizarra en la escuela de una descendiente de esclavos y más tarde en un colegio donde un matemático y geógrafo liberal le enseñó la vastedad del mundo en un desvencijado globo terráqueo mientras le hacía leer en Oscar Wilde, Shakespeare, Jorge Isaacs o Knut Hamsun, como paliativo a las monsergas de los clérigos católicos del régimen de Laureano Gómez y la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla.
Expulsado de todos los colegios por contumaz a los dogmas de la iglesia, y sus elementales opiniones políticas afines a Mao Zedong, derivadas de sus lecturas de poetas chinos y la historia de ese país milenario, su tío le llevó, en una Ford 1960 a través de la canícula de los valles del Cauca y el Tolima hasta la sabana de Bogotá, a 2600 metros de altura, donde de nuevo dio con la iglesia y fue desterrado de otros centros de estudio; frecuentaría los salones de onces El Cisne y La Romana, alternando con la flor y nata de la cultura bogotana de esos años, situados cerca de la pensión y el bar taurino de un cordobés, donde vivió, durante un lustro, entre banderilleros, actrices, espadas, cantantes y vates del inframundo mientras intentaba concluir el bachillerato en un cuchitril con nombre de barbitúrico de propiedad de una pareja de cripto comunistas, frente a la Biblioteca Luís Ángel Arango, donde descubriría a Jorge Luis Borges, Jean Paul Sartre y Albert Camus, tres de sus fetiches de juventud.
A poco de terminar el bachillerato fue a la capital de México donde ingresó a la escuela de teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, hasta cuando, al ser admitido en la nueva carrera de Letras de la Universidad del Valle, regresó al país, luego de un viaje por Centro América con una prologada estadía entre los Caribes Cunas.
Algunos de sus compañeros de estudio en la Universidad del Valle serían también poetas, novelistas, defensores del medio ambiente, guerrilleros y políticos de bufete y corbata. Un puñado de intelectuales educado por Jorge Zalamea Borda (1905–1969), que dirigía el Taller de Escritores; Edward Stresino (1931-2023), partidario de las teorías de Fenollosa, lector de Walley y Pound; Walter M. Landford (1909-2001), experto en la novela de la revolución mexicana y uno de los organizadores de los Cuerpos de Paz de Kennedy; el medievalista Antonio Antelo; el compositor belga León J. Simar (1909–1983); los lingüistas Herbert Hilsen y Elbert Moore; el director de teatro Delio Merino; el hispanista Armando Romero Lozano o el húngaro John Neubauer (1933–2015), exegeta de las relaciones entre la música y la poesía de Trakl, Wagner, Nietzsche, Mahler, George, Bartók, Rilke, Schönberg o Hindeminth y Jean Bucher (1929-1993), quien orientó su tesina sobre Borges y durante varios semestres leyó con sus estudiantes en Malraux, Camus, Valery y numerosos poetas de expresión francesa.
Licenciado en Letras, fue a Berlín con el propósito de estudiar en la Universidad Libre, pero fracasando en los exámenes de lengua alemana para su ingreso, mientras trabajaba en una panadería frecuentó a rebeldes y marginados, al tiempo que visitaba la biblioteca del Ibero-Amerikanisches Institut para leer y registrar materiales sobre la obra de Jorge Luís Borges, sobre quien escribiría, en Madrid, un extenso ensayo sobre el juego y la literatura en los años de la transición de la tiranía a la democracia.
De regreso en Colombia pasó una temporada trabajando para la Universidad Distrital de Bogotá y administrando una distribuidora de huevos aves de corral de propiedad de uno de sus tíos, pero en los primeros meses de los años ochenta ya estaba en New York, donde dirigió el departamento de español de una escuela para señoritas de pro, realizando un extenso programa de difusión de la literatura de América Latina.
De estos años son sus traducciones de la poesía de Kavafis y Eliot y la publicación de Recuerda cuerpo, Espejo de máscaras, Biblioteca o la obtención del Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita por El ultraje de los años.
En la Universidad Nacional de Colombia impulsó la creación de la carrera de estudios literarios tras años de desprecio por las literaturas nacionales, fue director de Departamento de Literatura, realizando actividades como periodista en el diario La Prensa donde llevó por más de un lustro la página de Cultura, que le valiera el Premio Simón Bolívar.
En Beijing trabajó como asesor cultural de la Editorial China hoy, e impulsó traducciones de novelas, poemas o filmes latinoamericanos, aparte de la confección de una antología de Poemas chinos de amor, que luego ha sido reeditada en varios países.
Luego de haber sido extrañado y destruida su casa de campo en un municipio del Bajo Magdalena, por miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia, que intentaron asesinarle, quemaron seis mil de sus libros, desaparecieron sus semovientes, hirieron de gravedad a dos de sus cuatro perras y asesinaron al campesino que cuidaba de ellos, sobrellevando severos quebrantos de salud desde los primeros años del nuevo siglo creó la revista de poesía virtual e impresa Arquitrave, de la cual es director. En 2005 Pablo Catatumbo secuestró a su tío Rogerio Tenorio [1921-2007], a la edad de 83 años. A pesar de las públicas denuncias sobre el caso, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) nunca condenó al asesino jefe de las FARC, quien fuera durante ocho años senador de la república.
La poesía de Harold Alvarado Tenorio ha sido traducida a varios idiomas y colabora con diversos medios literarios y periodísticos continentales.
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22 de Mayo de 2014