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1945-1965

1945  Nace en el barrio Santa Bárbara de Buga, hijo de Luis Humberto Alvarado y Ana Tulia Tenorio. Sus abuelos fueron Lisímaco Alvarado, analfabeta de ascendencia alemana que había participado, siendo un niño, del lado conservador, en la Guerra de los Mil Días, aun cuando su familia era liberal. Hijo de madre soltera, en la vejez repetía unos versos de su padre, sobre el destino:

Yo soy Simón Alvarado,
mas vale que no lo fuera,
para no ver después de muerto,
rodando mi calavera.

Emilia Cobo Tenorio, su abuela paterna, fue comerciante en joyas, agiotista y propietaria de numerosos inmuebles, algunos de los cuales usaba para sí, casi que vacíos, apenas con un catre de hierro y una estufa de madera para preparar los cafés negros de toda la vida, mientras recorría las calles del pueblo con una bolsa de hacer la compra repleta de joyas y monedas inglesas de oro.

Su abuelo materno Pedro Pablo Tenorio, nieto del realista Antonio Tenorio, militó en el partido Conservador y fue mayorista en ganado vacuno; la abuela materna, Ercilia Pérsides Sanclemente, hija de Nicolasa Valencia Vaca, mercante en género y vituallas entre Buenaventura y el centro del Valle, propietaria de una recua de medio centenar de mulas, y Manuel María Sanclemente, terrateniente y ganadero, ministro de defensa de Rafael Reyes.

1951 Aprende, con Luisa Bonilla de Saavedra en la escuelita El Divino Niño, a leer, escribir, sumar y restar en La alegría de leer, de Evangelista Quintana y la Aritmética de G.M. Bruño.

En el Catecismo de la doctrina cristiana de Gaspar Astete, S.J. [Coca del Alba, 1537-1601] se entera de la existencia de un ángel que nos protege de todo mal y peligro contra los enemigos del alma: el demonio, el mundo y la carne, y que, el Espíritu Santo, es una blanca paloma, que conforma con El Padre y El Hijo, la Santísima Trinidad:
P. ¿Son tres dioses?
R. No, sino un solo Dios verdadero, como también un solo Omnipotente, un solo Eterno, y un solo Señor.
P. ¿El padre es el Hijo?
R. No padre.
P. ¿El Espíritu Santo es el Padre ó el Hijo?
R. No padre.
P. ¿Por qué?
R. Porque las Personas son distintas, aunque es un solo Dios verdadero.

Asiste durante esos años a las festividades religiosas de Semana Santa, Navidad y Reyes Magos. Esta última, representada en vivo en diversos  barrios de su pueblo, será inolvidable. En amplios escenarios de guadua y esterilla, con doseles y guirnaldas de papel y flores de artificio dispuestas en solares abandonados, luego de ir por las calles a caballo, Gaspar, Melchor y Baltasar enfrentaban a Herodes que había dado la orden de asesinar a todos los niños recién nacidos en Judá. Al verlos llegar exclamaba:

Ya llegan los embajadores.
¿Con qué embajada vendrán
sabiendo que soy Herodes
único rey de Judá?

Entonces los Reyes Magos volvían a preguntarle si había cambiado de opinión. Ofuscado por la insistencia, Herodes se levantaba de su trono, se quitaba la corona de azúcar y arrojándola al público decía:

Esta corona de perlas refulgentes,
ya sube, ya baja…

y los chiquillos recogían del suelo los fragmentos de la joya, mientras los encargados de la pólvora encendían los cuetes, quemaban los sacaniguas, y el Indio Chiribico con su tocado de plumas y el cuerpo pintado de colores comenzaba a golpear con un zurriago de verraquillo a todo el mundo.

1952 Ingresa al Colegio José María Cabal, de Joaquín Torres, situado en la casa de Luis Felipe Campo Zapata uno de los hombres más ricos del centro del Valle, propietario de una inmensa biblioteca y diez mil hectáreas de tierra, viudo de tres hermanas Rivera Escobar,  donde estudiará la primaria y donde Antonio Torres le hará leer en Sult de Knut Hamsun, el novelista que marcaría su niñez.

1957 Es expulsado del Colegio Cabal por haber consignado en los libros de registro de clases de religión, noticias de las visitas de los líderes soviéticos, aparecidas en revistas comunistas. El Padre Tobías Carvajal, que abofeteaba siempre, a los alumnos antes de iniciar las clases, amenaza con informar al obispo si HAT es readmitido. Además, HAT sistemáticamente contradice las enseñanzas delHermano Justo Ramón sobre la Historia de Colombia, en especial el sexenio de Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel Marroquín, durante La Guerra de los Mil Días.

Mientras estuvo en el Colegio Cabal se escapaba de clase para ir hasta la otra esquina de la calle donde está el Teatro Municipal, que exhibía en dobletes filmes que nadie vio después de la seis de la tarde: el cine que sin éxito de taquilla distribuía Cofram como pornografía y que don Arpad Gutman, su propietario, un judío húngaro, ponía para una concurrencia de cuatro o cinco espectadores agobiados por la soledad y la desocupación. Fue así como pudo ver Paris, bajos fondos de Jacques Becker, Umberto D de Vittorio de Sica, El salario del miedo de Henri Georges Clouzot, Las vacaciones de Monsieur Hulot de Jacques Tati, Nido de ratas de Elia Kazan, La Strada de Federico Fellini, Rififi entre los hombres de Jules Dassin, La muerte de un ciclista de Juan Antonio Barden, Ascensor al cadalso de Louis Malle y Los cuatrocientos golpes de François Truffaut. Arpad Gutman amaba sólo un director de cine: Roberto Rossellini, de quien conservaba en viejas latas teñidas de orín copias completas de  Bellísima, Strómboli, Alemania, año cero y Roma, ciudad abierta que exhibía sin pausa para si mismo y los escasos cineastas matinales. En su destartalada oficina colgaba una inmensa foto de Anna Magnani, la actriz de sus sueños.

Otro acontecimiento de su niñez fue el descubrimiento del juego del ajedrez, la filatelia y el marxismo de la mano de un ruso moldavo, Julio Ackerman, cuyos hijos mayores [Vladimir y Rodín] hacían parte de la Banda de Guerra del Colegio Cabal. Julio Ackerman, con sus inmensos ojos azules y una paciencia infinita explicaba de la misma manera el movimiento de los trebejos, los gambitos iniciales, las jugadas del caballo y los peones como las tesis de Marx y Engels sobre el fin del capitalismo y el nacimiento de una nueva era sin explotadores ni vencidos. Su hijo Moritz intentaría mas tarde en las Universidades del Valle y la Nacional hacer realidad los sueños de Don Julio. Primero admirando furiosamente a Trotsky, luego, abrazando las doctrinas del mamertismo internacional.

1958 Ingresa al Colegio Académico para estudiar bachillerato, pero es expulsado, a los pocos meses, por Narciso Cabal Salcedo, entonces rector del Colegio Académico alegando que contradice y rechaza los dogmas de la iglesia. Según Cabal Salcedo, Alvarado Tenorio cuestiona las tesis expuestas por el padre J. Rafael Faría en su Curso Superior de Religión, de la Librería Voluntad, respecto de la naturaleza de La Revelación, La existencia de Dios, La Santísima Trinidad, La Creación del Mundo, La Divina Providencia, La Transubstanciación, La Infalibilidad del Santo Padre, declarándose ha-al-teísta, lo cual justifica su separación y expulsión de dicho plantel oficial. Además se había negado a admitir una declaración, escrita por el puño y letra del vicerrector del plantel Daniel Payán Arboleda, conocido como El Indio,  donde se afirmaba que

El comunismo es un sistema materialista que enseña la absoluta igualdad entre los hombres, niega la propiedad privada, fomenta el odio de los pobres contra los ricos y la guerra a Dios y todas las religiones, siendo un sistema falso en su fundamento y detestable en sus enseñanzas”.

Narciso Cabal Salcedo había sido educado en Popayán y Yanaconas por los Hermanos Maristas, donde hizo parte de esa comunidad hasta finales de los años treinta, viviendo luego en El Salvador donde se destacó como matemático y físico, siendo enviado a la Alemania nazi en premio a sus virtudes. A su regreso ejercicio una nefasta influencia en la juventud y la cultura del Valle del Cauca, inculcando en los cachorros de la anémica burguesía y la moribunda terrateniencia bugeña, unos valores civiles tan reaccionarios que apenas pudieron resistir los embates de los nuevos ricos: los narcotraficantes. No pocos de sus más distinguidos alumnos y protegidos hacen parte de los mosaicos de la delincuencia internacional y han muerto con sus cabezas en alto precio.  

1960 Rogerio Tenorio, poeta él mismo, autor de Campanario del alba, intentó ingresarle al Liceo de la Universidad del Cauca en Popayán, pero el rector Antonio José Lemus, luego de una conversación con Alvarado Tenorio llegó a la conclusión de que tampoco podía ser aceptado allí pues, según dijo a su tío, “parecía como si ese joven hubiese leído las Cinco tesis filosóficas de Mao Tsetung”.

1961 Pasadas las navidades del 60, su tío le lleva hasta Bogotá y le matricula en Colegio Miguel Antonio Caro, en la Calle 63 con Carrera 15 en el centro del  Barrio de Chapinero, pero a los tres meses de estar allí, interno, Luis Adriano Beltrán Acuña, el propietario, decide expulsarle por encontrarle incontrolable respecto a sus ideas políticas y religiosas. 

Logra ingresar en el Colegio Simón Bolívar, del bugueño Gregorio Rentería Mallarino, el autor de 139 problemas de física elemental, cuyo Análisis y Solución no tiene otro objeto que aclarar los conceptos fundamentales de la Física y explicar su aplicación a los cálculos [1939],  resguardo de numerosos provincianos expulsados de los colegios capitalinos, en especial costeños y vallecaucanos, Numas, Badel, Sourdis, Peynado, Borrero, etc. El jefe de disciplina era un español republicano, Amelio Trigo, desterrado en Cuba, que luego del triunfo de Castro y la continuidad de los fusilamientos en el paredón de la revolución, había decidido reanudar el exilio en Colombia, enseñando francés, en una fría soltería, que aliviaba en compañía de Soledad Astorquiza, secretaria del plantel. Allí Alvarado Tenorio conoció a Carlos Mayolo y a un buen número de hijos de emigrantes japoneses [Guatanabe, Matsuo, Nakamura, Nishikuni y Shima] y uno que otro pichón de delincuente que luego daría prestigio a Colombia en las prisiones norteamericanas.

Ese año, en la Biblioteca Luis Ángel Arango lee por primera vez a Borges, a quien había descubierto de la mano de El Flaco Valdés, uno de los hijos del El Conejo Valdés, que en vez de seguir las aventuras de su padre volando con una pata de palo aviones hacia el polo, se dedicaba al sagrado arte del apartamento, robando joyas y metálico, y de vez en cuando uno que otro libro, como el ejemplar de Historia universal de la infamia que le regaló luego de una borrachera en un bar de jazz de la calle 19 con séptima llamado La rosa.

1962 Toma en alquiler un cuarto en el segundo piso de una pensión de la Calle 23 con Carrera 7 esquina, de un andaluz de Córdoba, Pepe Bueno, dueño también de una cantina taurina vecina de la Plaza de Toros La Santamaria. Allí, conviviendo con banderilleros, picadores, mozos de espadas, alguacilillos, monosabios, areneros y uno que otro espada de ínfima categoría, en un desangelado comedor de sopa y seco conoció un buen número de poetas en ciernes, como Mario Cataño, recién llegado de Medellín, cantante de tangos del prostibulario El Rosedal, diligente confeccionador de las hojas de muerte de los cuadrilleros y gigoló de las locutoras de redecilla de la emisora Nueva Granada.

 1963 Expulsado del Colegio Bolívar por haber suplantado los diplomas de mérito de varios condiscípulos y hurtado una caja de licor de malta, es admitido en el Colegio Adecyl, de la Calle 12 con Carrera 4, frente a la Biblioteca Luís Ángel Arango, de propiedad de Lola Nieto y Efraín Benavides, una pareja de cripto comunistas, donde de milagro concluye el bachillerato, no sin antes dar de nuevo con la iglesia, en manos de un cura que otra vez pretendía expulsarle por relapso con los dogmas religiosos.

Conoce a Raúl Lecuona Rodríguez para quien escribe el poema Pericles Anastasiades, circa 1894.

En escuela de sociología de la Universidad Nacional conoce a un buen numero de los delirantes profetas de la nueva América: Armando Orozco Tovar y su eterna Isabel, Álvaro Miranda con su novia Maria Constanza Rodríguez y J.L. Díaz Granados y  Fanny Buitrago, poetas adoratrices del castrismo, carcomidos ya por de la música de Bob Dylan que les hacía conocer una de sus replicas, Julián Montes de Oca, un caleño que enseñaba en una deshecha caja de fósforos El Diablo tres cucarrones egipcios, sustraídos del lecho de una momia en el museo Metropolitano donde había trabajado tres noches.

Con Carlos Mayolo suele caer por los bares, las galerías y museos de arte, asiste a las conferencias de Marta Traba, lee en La Nueva Prensa, visita los cafés donde se reúnen los poetas y escritores y frecuenta a Jorge Zalamea y León de Greiff en El Automático de la Avenida Jiménez y los Monte Blanco que chispean con Gonzalo Arango, Humberto Navarro, Eduardo Escobar, Amílcar Osorio, Clara Samper y El Cisne, donde al caer de la tarde hacen corro en torno de Santiago García o Bernardo Romero Lozano, una legión de actores y actrices que rondan la TV de los sótanos de la Biblioteca Nacional, entrelazados con fisicoculturistas y luchadores de largos cabellos como King Kong, el Exótico, el Tigre Colombiano, admiradores del mejor novelista del 9 de Abril,  Miguel Torres del Teatro El Local y su amante Valeria Guarnizo; Mario Sastre, Víctor y Carlos Muñoz, la brasileña Dina Moscovici o los novilleros Fabio Serrato, Gerardo Márquez y El León de Colombia, el baterista de jazz, Plinio Cordoba o el bajista Hugo Góngora,  que hacían felices a María del Rosario Ortiz Santos y Estanislao Zuleta en su trío de amores con el recién expulsado poeta de la noche Eduardo Gómez, que imaginaba haber trabajado en el Berlín Ensamble, así Fernando Martínez Sanabria, alias El Chuli y don Hernando Santos Castillo no le creyeran uno sólo de esos recuerdos, mientras devoraban espaguetis a la putanesca y Guillermo “El Tano” Angulo infestaba el ambiente con sus tramas financieras contra los caudales públicos.

Ese año, con Rita Tenorio, visita en la Cárcel La Picota a su tío Antonio José, que lleva años preso, condenado por asaltos y robos a joyerías y bancos, merced a la ley de vagos y maleantes de Alberto Lleras. Antonio José, que fugitivo de varias prisiones es tratado con extremada crueldad y pasara muchos años en colonias penales y la isla Gorgona, le regala, empastados por su propia mano, dos libros que cambiaran sus concepciones de la vida entonces: La isla de los pingüinos de Anatole France en la traducción de Luís Ruiz Contreras en la edición de Fabril de Buenos Aires y El diario del ladrón de Jean Genet . La vida y las prisiones de su tío le conducirán por los vericuetos de la sin razón de la existencia. Junto a su tío Rogerio será el otro héroe de su adolescencia.

1964 Conoce y frecuenta a Freddy Téllez, Augusto Díaz Saldaña, Ancizar Guzmán, Lisandro Duque, Lucho Otero, Carlos Becerra, Medófilo Medina, Luis Fayad, Jairo Mercado y Ramón Bacca Linares, que estudiaban en la Nacional y la Libre y admiraban a Gilberto Viera, Gerardo Molina, Diego Montaña Cuellar y Francisco Posada Díaz tanto como las piernas de las más pulcras vendedoras de Voz Proletaria, las camaradas María Isabel Mazo, Maria Eugenia Pineda, María Arango Fonnegra y Marilú Posso [27], que con sus solas virtudes sometió a los amos de la JUCO por casi medio siglo.

O al pintor Neftalí Silva, que luego de rayar unos oleos de venezolanos en la Galería de la Colombiana de Seguros fue puesto en prisión sindicado de Amauta; a Oscar Gil, “El hombre de la llama”, fusilado mientras asaltaba el cajero de una casa de cambio de moneda extranjera, o  Nicolás Suescun Peña y su amigo José Pubén, que muy permisivos, dejaban a María Mercedes Carranza expropiar a Karl Buchholz Der Steppenwolf de Hermann Hesse, junto a docenas de copias de libros de Sartre y Camus, o los tres tomos de El Capital de Karl Marx en las traducciones Wenceslao Roces, que bien podían terminar en el Monte de Piedad de la capital de México.

Participa en los montajes de las obras teatrales Sacco y Vanzetti de Mino Roli y Luciano Vicenzoni   dirigida por Victor Muñoz Valencia y Peer Gynt de Henrik Ibsen por Dina Moscovici junto a Carlos Duplat y otros.

1965 Lee, en Letras Nacionales, la revista de Manuel Zapata Olivella, un ensayo de Francisco Posada Diaz donde el lúcido marxista dice por vez primera, entre otras muchas otras, verdades de a puño como estas:

“El escritor joven más destacado es sin lugar a dudas Gabriel García Márquez. Con él la épica nacional se ha colocado en un plano similar al que tuvo con La vorágine y con los mejores cuentos de Carrasquilla.

Desde el punto de vista del contenido García Márquez nos ha dado un fiel reflejo de lo que hoy es Colombia. Las tremendas contradicciones sociales no resueltas condujeron al país a un impasse del que únicamente una violenta conmoción de estructuras políticas y económicas, querida y comprendida por los necesitados, puede sacarlo. El país se halla estancado por consecuencia de tal impasse. El progreso que florece en uno u otro enclave capitalista no vencerán jamás el exagerado ritmo de crecimiento de hombres y necesidades, el atraso campesino y sus escuelas. Incluso cabría sostener que Colombia es en la actualidad menos evolucionada globalmente que hace 30 años.

Estas circunstancias son el tema central de la obra de García Márquez, en El coronel no tiene quien le escriba, una novela corta de primer orden…. El coronel no tiene quien le escriba es, estilísticamente, el mejor arte literario. La ejemplar prosa de García Márquez es de una riqueza y un rigor incomparables...”

“Los "nadaístas", como se bautizaron a sí mismos, son unos jóvenes promovidos por la prensa de la gran burguesía, y de escaso valor artístico. En un comienzo su ideología se definió por el rechazo airado a veces y a veces burlón de todo lo consagrado. Dios y el Diablo, autoridad civil e Iglesia, justicia y maldad, etc. Pero en verdad posaban de ser el Mal frente al Bien, fuese éste burgués o lo calificaran de proletario, con el propósito de causar escándalo entre las buenas familias y servir de pretexto para que muchos hombres honestos recuperaran su terrible buena conciencia…

Repitámoslo: el Nadaísmo es la otra cara del tradicionalismo burgués, una farsa alimentada por las clases dominantes, por sus periódicos y por sus salones; es una actitud de falsa rebeldía, que por desgracia ha confundido a mucha juventud con inclinaciones avanzadas. El confundirla le conviene a esta misma burguesía.

Recibe título de Bachiller del Colegio Adecyl.

Luego de una corta visita a casa de sus tíos, emprende un viaje de escalas que le llevará a la isla de San Andrés, San Pedro Sula, Belice en la Honduras Británica, ciudad de Guatemala y por último ciudad de México, donde viviría por un año en una pensión del 60 de la Calle de Coahuila, de propiedad de la señora Panchita Lince, en Colonia Roma. La primera noche mexicana visita el Cabaret Capri del hotel Regis de la Avenida Juárez, al lado de La Alameda, donde vestida como un hombre, fumando tabaco y bebiendo tequila, con un grueso poncho rojo sobre sus hombros, sentada en un enorme tapete, Chavela Vargas detonaba Tú me acostumbraste, un bolero hablado de Frank Domínguez. En aquella pensión conocerá un buen grupo de exiliados políticos  y militares centroamericanos. Gracias a una beca que le otorga Héctor Azar, ingresa a la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, donde estudia con Juan José Arreola, Emilio Carballido y Alejandro Jodorowsky.