Con la publicación de Gabriela, cravo y canela (1958), a la que siguieron los relatos de Os velhos marinheiros (1961) y Dona Flor e seus dois maridos  (1966), un nuevo y radical cambio se produjo en su narrativa. Amado había regresado, tras prolongados exilios interiores y exteriores a Salvador,  donde la vida bulle en las calles, y las historias de vecinos, el amor y sus conflictos hacen que la imaginación sea moneda corriente. Decidió entonces abandonar los compromisos políticos en literatura y puso su habilidad de narrador al servicio de la vida entera, habitando sus libros de figuras populares y de los ritos afrobrasileños, inventando con humor y sutiles ironías una realidad que no había sido conocida antes.

Gabriela, la hambrienta, bella y amable emigrante de los sertones es una mulata que desconoce las leyes de la moralidad pero sabe cómo dar gusto a las comidas y los actos amatorios. En el desarrollo de sus amores con Nacib, un árabe propietario de un bar y restaurante, es sirvienta, amante y esposa en un hermoso círculo que enseña que el amor y la pasión sólo pueden sobrevivir sin la respetabilidad que da la institución matrimonial,  principio del aburrimiento y  fin del amor. Los misteriosos caminos del amor, simbolizados en Gabriela, son la clave de la novela. Al terminar su lectura sabemos  que el amor no debe ser medido ni con la legalidad ni la fidelidad que ha impuesto la civilización occidental. El amor no debe respetar a los otros o a sus códigos morales. Y Nacib puede gozar tanto de su sirvienta como de su amante. Gabriela es el símbolo femenino de una sociedad, que en medio de las miserias, las catástrofes naturales y la doble moral, representa un futuro hecho de nuestros propios deseos y delirios.

Los problemas del nordeste brasileño son raramente mencionados en Dona Flor e seus dois maridos, pero la región está vista desde dentro a través de los ojos de sus humildes habitantes, gentes preocupadas por el último filme, las posibilidades de ganar en la ruleta, el destino de alguna bella mulata, las radionovelas y el reciente matrimonio de la viuda y bien amada de sus vecinos Dona Flor dos Guimarães.

El villano de la novela es Dona Rozilda, madre de Doña Flor, prototipo del trepador social. El héroe es Vadinho, el derrochador primer marido de Dona Flor, un vagabundo bien parecido a quien ninguna muchacha podía resistirse, tan encantador, que ningún hombre podía rechazar prestarle dinero para que lo perdiera jugando al bacará. Si ganaba, ofrecía una fiesta; si perdía, algún otro volvería a prestarle dinero. Cuando muere, muere bailando samba, y Exu, un bondadoso demonio, le resucita para que regresa a Dona Flor y le distraiga de su segundo marido. Los dioses yorubas prestan un servicio terapéutico a Dona Flor, que con la resurrección de Vadinho pierde sus inhibiciones y éste puede ganar indefinidamente a la ruleta. Durante los días de su vida había perdido jugando al 17; con los poderes mágicos de Exu logra quebrar el casino. El optimismo de vivir es el hilo conductor de esta novela donde Amado abandona los esquemas del realismo social y el pesimismo,  sin dejar de cuestionar al establecimiento. El mundo de los pobres: sus esperanzas y  realizaciones, sus sufrimientos y creencias, los hábitos sexuales y las inhibiciones quedan retratados como lo que son: el hueso y las venas de la nueva sociedad mulata y mestiza que encontró, en la macumba, el camino para la salvación en vida que no ofrece el cristianismo.

Tocaia grande (1987), una de sus últimas novelas, demuestra que los auténticos héroes no son aquellos que están desde las estatuas observando el mundo sino la gente del común. Luego de un ataque de pistoleros a sueldo contra un plantador, el lugar se convierte en el hogar de gentes de muchas razas, religiones y clases sociales que buscan refugio de la violencia y las confiscaciones de tierras. El momento decisivo ocurre cuando los vecinos defienden a las prostitutas de los ataques brutales de unos arrieros de ganado y crean luego un sentido solidario que los lleva a luchar contra la naturaleza que inunda los cultivos y produce pestes. Para Amado el enemigo fundamental del pueblo es la ley, que siempre está contra el pobre, leyes hechas contra la libertad.

Tocaia grande es como una democracia primitiva, en la que no hay ley. No soy un novelista de clase, de obreros, -dijo al presentarla en Nueva York en 1988 -. Soy el novelista de los marginados, de las prostitutas y los vagabundos.

Amado nació en una hacienda cacaotera durante una época de duras confrontaciones sociales y violencia política así como de terribles pestes e inundaciones en una región al nordeste del Brasil. Una de estas últimas, causada por el río Cachoeira dejó su familia en la ruina, teniendo que emigrar a Ilhéus, hasta cuando en 19l8 el padre pudo recuperar su fortuna. Se educó en Salvador donde tuvo un maestro que le hizo conocer la literatura brasileña y algunos escritores extranjeros como Julio Verne, quien exaltó su imaginación de tal manera que dejó el colegio represivo donde estudiaba y se fue a vivir, en 1926, a la hacienda de su abuelo. Luego de pasar allí un año volvió a estudiar a Salvador y cuando tenía dieciséis se inició como periodista en publicaciones que apoyaban a los Modernistas como Meridiano y A Semana. En 1930 se trasladó a Rio de Janeiro para estudiar leyes y publicó su primera novela, O País do Carnaval,(1931) que despertó gran interés entre los críticos. Durante esos años trabajó como jefe de un departamento de publicidad y comenzó a escribir para periódicos y semanarios, tarea que no ha dejado de hacer hasta el presente. Su literatura y su vida se han caracterizado desde entonces por estar directamente relacionadas con los sucesos sociales y políticos de Brasil. Tres años más tarde publicó Cacau. La edición fue agotada en pocas semanas, lo que hizo que el gobierno la considerara propaganda subversiva y su autor fuera puesto en prisión por primera vez. Tras su liberación se vio obligado a exiliarse en Argentina y Uruguay y luego en México, regresando a Brasil a través de Estados Unidos. En 1941 fue nuevamente forzado al exilio y vivió otros dos años en Argentina y Uruguay. Luego de la Segunda Guerra Mundial se trasladó a São Paulo y fue elegido (1945) diputado federal colaborando en la expedición de una nueva constitución. En 1948, junto a otros políticos electos popularmente, fue despojado de su mandato parlamentario y forzado nuevamente al exilio. Vivió entonces por algún tiempo en París y luego en Checoslovaquia. Durante este exilio, que duró hasta 1952, viajó extensamente por los paises del este y por el Asia, participando intensamente en los movimientos por la paz mundial y con varios grupos de intelectuales a favor de la libertad de la cultura. De regreso a Brasil se radicó en Río de Janeiro donde editó entre 1956 y 1958 el semanario Para todos, que reunió a la gran mayoría de los intelectuales en favor de la defensa de la cultura nacional. Entre 1955 y 1960 viajó de nuevo al Asia y a Europa. Desde mediados los años setentas vive en Salvador, la capital de Bahía.

Otras de sus novelas y libros son Mar morto (1936), sobre los pescadores pobres de Bahía y que mereció el premio Graça Aranha de la Academia Brasileña de Letras; Capitães da areia (1937); un volumen de poemas; ABC de Castro Alves (1941); São Jorge dos Ilhéus (1944); O Cavaleiro da esperanza (1945), biografía sobre el líder comunista Luis Carlos Prestes; Seara vermelha (1946); O mundo da paz (1950); Os subterrâneos da libertade (1952-1954), trilogía compuesa por Os asperos tempos, Agonia da noite y A luz no túnel; A morte e a morte de Quincas Berro Dágua; Os pastores da noite (1964); Tenda dos milagres (1969); Tereza Batista cansada de guerra (1972); Tieta de agrestes (1976); y Uniforme, frac y camisón de dormir (1982) . Sus obras han sido traducidas a unos cuarenta y cinco idiomas y adaptadas y llevadas al cine, la radio, la televisión. Entre los premios que ha recibido figuran Stalin (1951), Nacional de novela (1958), Latinidade (1971), Premio al mejor libro traducido en Italia (1976), Machado de Assis, Instituto Nacional de Libro y Pen Club.

Véase Crisis: Jorge Amado, acontece que soy bahiano, nº 5, septiembre 1973, Buenos Aires. Gati, Miécio: Jorge Amado. Vida e obra, Belo Horizonte, 1961. Molina, César Antonio: Jorge Amado, Insula, nº 487, Madrid, 1987. Sichel, Berta: Jorge Amado, en Américas, nº 3, New York, 1984.

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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