Lo que importa -sugiere Cortázar- es vivir auténticamente, ser , marginándose de la sociedad como camino para ser perpetuos enemigos de la rutina y lo previsto. Los hombres deben vivir una eterna adolescencia, a medio camino entre los juegos de la infancia y las responsabilidades de la madurez. Sólo en estado de adolescencia podemos romper con lo heredado, descubriendo nuevos mundos para fundar una personalidad que resista los embates de la Sociedad.

En Historias de cronopios y de famas Cortázar no pretende que abandonemos los hábitos heredados, sino que al instalarnos en ellos, sean sólo un punto de apoyo en la invención constante de nuestras vidas. La primera parte trae un Manual de instrucciones. Es necesario saber llorar, cantar, entender pinturas famosas, tener miedo. Para llorar correctamente se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

El reloj es un  que sin ofrecer tranquilidad nos esclaviza:

Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de la joyerías, en el anuncio de la radio [...] te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa [...] no te regalan un reloj, eres tu el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Para ser debemos cultivar el azar, las excepciones. Y si las roturas de las reglas ayudan a vivir, tenemos que ayudar a esas roturas a revolverse contra los hábitos. La rebelión es la misión del hombre y los animales, y hasta las bicicletas deben negarse a obedecer las prohibiciones a entrar en los bancos y casas de comercio.

En Todos los fuegos el juego (1966), de nuevo a caballo entre la realidad y la fantasía como dos lados de una misma moneda, busca una más honda definición del hombre en un mundo alienante y absurdo, atrapado en situaciones inexplicables por automóviles, muerte y tiempo.

En 1950, antes de la publicación de sus primeros cuentos, Cortázar sostuvo que la novela, [4] es el instrumento necesario . La novela debe renunciar a la lírica como adorno a fin de ser poesía que capture una realidad que está mas allá de las descripciones verbales. Aunque la sinrazón ha tejido en buena parte el género, la Nueva Novela buscaría una nueva metafísica, sin fondo y forma, pues . El hombre es la última y principal ocupación del hombre, y la novela de extrema tensión existencial se preocupa de la principal pregunta de nuestro tiempo:

En sus novelas, expresión poética de la realidad, Cortázar fusiona lo abstracto con lo real haciendo tangible lo efímero y aceptando el absurdo. Ante el vasto mundo de lo desconocido elige lo irracional a los trascendentalismos vigentes, viendo ambos como un misterio que resulta del comercio con la razón. Mezcla la tradición con nuevos elementos y lleva al lector hasta el mismo proceso de la creación. La naturaleza paradójica y ambigua de sus visiones del mundo terminan por ser un retrato de los dilemas, fantasías y modelos de la sinrazón contemporánea. Cualquiera que sea el tratamiento que de a la existencia de sus personajes enigmáticos, desde los cuentos de hadas hasta las sesiones de jazz y marihuana, su preocupación central trata con esas dos manera de ver el ser. Unas veces parece como si jugara a escribir sin sentido para dar respuesta a las comicidades y estupideces del mundo, pero al fondo de esas posturas lúdicas lo que ofrece son pesadillas, que lidiando con el tiempo, el espacio, la sicología y la belleza, descubren que la realidad no es mas que un fragmento de un todo inalcanzable que se hace fantástico, precisamente, por su carácter provisional y mutable.

Cortázar es capaz de acumular y aislar las esencias de la experiencia para ofrecer una inmediata e iluminada sensación de aquello, que de otra manera, sería una mera asociación de accidentes. Sus técnicas de escritura recuerdan una sesión de jazz, donde se improvisa a partir de un modelo, complejo y elaborado, que levanta un nuevo canto y entonaciones. Cortázar quiso  las palabras para restaurar su fuerza original, sus signos perdidos, su imaginario primero mediante experimentaciones metafóricas, impresionismo, expresionismo, símiles, aforismos, sinestesias, antítesis, parodias y la libre asociación de ideas.

Los premios (1960), la primera de sus novelas, parece una sátira del comportamiento de un grupo de porteños durante tres días bajo arduas presiones y sospechas. El grupo ha ganado en una lotería un viaje de crucero. No se conocen entre ellos; vienen de diversos barrios de Buenos Aires; son dieciocho en total, incluidos dos disparatados maestros de escuela, un viejo millonario, un homosexual, un joven con la cara marcada por la dudas sobre su sexualidad, un vecino de La Boca, una pareja en luna de miel y el resto, una suerte de coro operático compuesto por los extraños y siniestros tripulantes y los demás viajeros, personajes populares.

En este mundo , cerrado y universal, donde nada parece tener importancia real, los ganadores comienzan un viaje mítico. Deben obedecer ciertas reglas. No pueden ir al puente, la popa, ni preguntar para dónde van. Misteriosas desapariciones, señales y actitudes siniestras comienzan a suceder en este mágico y remoto navío. Algunos de los pasajeros no quieren saber nada pero otros insisten en averiguar qué sucede. Se dividen en grupos para indagar y uno de ellos, muere. Aun cuando Medrano fue asesinado de un disparo, se les obliga a firmar un documento diciendo que murió de tifo y el Malcon regresa a Buenos Aires.

A pesar de Los premios  ser una alegoría de los argentinos a la búsqueda de sí mismos, es también un libro con raras discusiones sobre la vida y la muerte, el espacio y el tiempo. Cortázar dijo que su novela no tenía mensaje alguno, sólo mensajeros acerca del veraz sentido de ser hombres y no sobre sus circunstancias. Ha sido también leída [5] como un retrato de Argentina bajo la tiranía de Perón, .

Dos de los personajes mas notables son Persio y Medrano. Persio es una figura medio abstracta, medio caricaturesca, que filosofa apoyado en la astrología y cierto sentido de la belleza. Durante el viaje tiene nueve soliloquios, o monólogos surrealistas, manchados con toda una parafernalia y memorabilia de ratón de biblioteca desde donde ve la realidad hecha metafísica, como si las cosas fueran aves de mar en vuelo, unificando y totalizando la visión del lector. Medrano, el dentista que ha abandonado en tierra a su amante, hace durante el viaje un examen a su conciencia culposa. Nada heroico en su vida cotidiana, gracias a uno de esos golpes del destino, se convierte en el héroe de la jornada.

Rayuela (1963) es un vibrante collage de diálogos heterodoxos, sicológicos, filosóficos y espirituales, burlescos, visionarios y metafísicos acerca de la cultura argentina, sus dicotomías, y todo lo divino y lo humano. Un cruel y desesperanzado libro que más allá de sus chistes y parodias, muestra la vida como un laberinto matemático donde -Julio nosotros Cortázar-, se busca entre el abisal pozo de su inconcebible y prodigiosa inteligencia.

Tiene tres secciones,  (París, capítulos 1 a 36),  (Buenos Aires, capítulos 37 a 56), y un apéndice: , donde un viejo iconoclasta francés de apellido italiano, Morelli, propone una posible novela que fuese escrita en una nueva geometría, fuera del tiempo absoluto. La estructura de Rayuela puede ser entendida como una sesión de improvisaciones de jazz, con variaciones sobre diversos temas. En la introducción o Tablero de dirección nos enteramos que el libro es muchos libros, o al menos dos: uno que terminaría en el capítulo 56 -una novela convencional-, y otro que comienza en el 73 -una novela experimental-. De acuerdo con las ideas de Morelli, tras leer en los capítulos 1 al 56, el lector debe comenzar de nuevo siguiendo diferentes modelos e incluyendo, ahora, los numerosos capítulos , las Morellianas y otros pasajes de textos , cartas, informes sobre leyes, etc. El  aconseja entonces una secuencia que puede ser la lectura de los capítulos 73, 1, 2, 116, etc, pero podemos armar la rayuela que deseamos saltar o leer. 

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4. Situación de la novela, en Cuadernos Americanos, nº 52, México, 1950, pgs., 223-243.

5. Véase Alfred J. MacAdam: Cortázar, novelista, en Mundo Nuevo, nº 18, París, 1967.