Leito de Fôlhas Verdes es un compendio de talismanes poéticos que intentan adivinar la sicología amorosa de una indígena mediante la alteración, apenas, de los ambientes y detalles de una espera sentimental. El arreglo de los vocablos y sus posiciones recíprocas crean una magia donde reconocemos, en la angustia de la amante a la espera del amado y el imperceptible fluir, a lo largo de las nueve estrofas, de un tiempo expectante, la presencia constante de la poesía.

Las cuatro estrofas iniciales trazan un cuadro natural; las tres siguientes lo abandonan, para que el pensamiento divague; las dos finales reintroducen el cuadro naturalista, ahora alterado por el pasar de las horas,  de la noche a la mañana. La técnica de composición usando de un doble movimiento yuxtapone los de­talles de la naturaleza como elementos de expresión sicológica a medida que los va combinando al discurso amoroso, adornado con imágenes de la naturaleza. Por todo el poema fluye la repetición de estrofa en estrofa, o en estrofas intercaladas, de las mismas palabras, tejiendo una red de sutil encantamiento.

En la primera:

Da noite a viração, movendo as fôlhas;
en la segunda:
Com mimoso tapiz de fôlhas brandas;
en la novena:
A brisa da manhã sacuda as fôlhas.

Las hojas, agitadas por la brisa, definen la hora nocturna; luego son el lugar de la prolongada espera amorosa; para al fin ser testimonio tangible de la decepción. Parecidos efectos producen ciertos vocablos como tamarindo, bogari, flor, exhalar, que hacen referencia a diferentes estados sicológicos del personaje. A esta variedad de funciones de las palabras hay que agregar otro procedimiento, que refuerza el sentido temporal o síquico. El uso sistemático de los verbos de movimiento para mantener o deslizar sutilmente las horas y el doloroso maduramiento inte­rior: mover, correr, ir, girar, acudir. De todos estos planos resulta un sentimiento de fugacidad paralelo a la decepción amorosa.

Dejó inéditas numerosas poesías, que nada añaden a su gloria, y una traducción inconclusa, de la Noiva de Messina, de Schiller. Su bibliografía se completa con los dramas en prosa Leonor de MendonçaPatkul y Beatriz Cenci, y las Sextihlas de Frei Antão, poemas narrativos escritos en portugués arcaico que clasificó de «ensayo filológico» pero fueron rechazadas en su tiempo por considerarlas inmorales.

Hijo de un negociante portugués y una mestiza separada de su marido, Gonçalves Dias nació en una vereda a catorce leguas de Caixas. En aquel tiempo era corriente ver indios pacíficos que cambiaban con los habitantes arcos, flechas y vasijas de barro. En 1837 su padre lo llevó hasta a São Luís, capital de Maranhão, con objeto de embarcar rumbo a Europa. Gonçalves Dias iba a completar sus estudios secundarios y seguir la carrera de Derecho en la Universidad de Coímbra. Pero como el padre falleció en São Luís, el huérfano regresó entristecido a Caixas, sin embargo, encontró apoyo en su madrastra, que lo envió a Portugal. No fueron pocas las dificultades materiales que sufrió pues la viuda, abrumada por estrecheces económicas, no podía enviarle la mesada con regularidad. Pensó volver a Brasil, pero algunos compañeros de estudio contribuyeron para asegurarle el sustento. En 1845 terminó el curso y regresó a Brasil. Su estancia en Portugal fue muy provechosa. Ademas del curso universitario estudió las lenguas y las literaturas de Francia, Inglaterra, Alemania, España e Italia; escribió gran parte de las poesías de sus Primeiros (Rio de Janeiro, 1846), Segundos (Rio de Janeiro, 1848) y Últimos Cantos (Rio de Janeiro, 1851), que sólo se publicaron más tarde; y la novela autobiográfica Memorias de Agapito Goiaba, que echó al fuego. Era querido y admirado por el grupo de los románticos medievalistas portugueses cuya influencia sufrió. El poeta triunfó en la Corte; fue nombrado profesor de latín e historia del Brasil en el Colegio Pedro II y después oficial de la Secretaría de Negocios Extranjeros. En 1851 recibió del gobierno el encargo de examinar el estado de la instrucción pública en el norte del país, para donde salió. En 1855 partió rumbo a Europa con una nueva comisión del gobierno. De regreso en 1859 formó parte, como etnógrafo, de la comisión científica que debía explorar y catalogar las riquezas del suelo. Fruto de su actividad en el extremo norte es el Vocabulario da Língua Geral usada no Alto Amazonas donde quedan patentes sus conocimientos de la lengua indígena, ya manifestados en el Diccionario da Língua Tupí, impreso en Leipzig en 1858. Los trabajos de la comisión acabaron de arruinar su salud siempre precaria.

En 1862 partió nuevamente a Europa en viaje de reposo. No consiguió el restablecimiento esperado, y, sintiéndose peor, embarcó en septiembre para Maranhão, donde deseaba morir. Pereció a la vista de tierra en las trágicas circunstancias de un naufragio nocturno.

Su poesía puede clasificarse en dos etapas diferentes. La primera de 1840 a 1845, cuando en Coímbra escribió gran parte de las obras que figuran en los Primeiros Cantos y las redactadas en Maranhão en los meses de 1845 a 1846. La segunda, entre 1845 y 1850, pues los Ultimos Cantos ya estaban listos en 1851, un año antes de su publicación. 1854 es la fecha límite de la escritura de sus libros, comprendidos los Cantos, los dramas, los artículos de crítica de la historia del Brasil, Os Timbiras y el trabajo etnográfico O Brasil e a Oceania. En diez años (1844-1854) Gonçalves Dias fue asombrosamente activo. Su última década fue relativamente estéril: relaciones sobre las comisiones encomendadas, unos cuantos poemas originales y traducciones. Su obra fue recogida por Manuel Bandeira en Obras poéticas, São Paulo, 1944.